Uno de los principales componentes de la atmósfera, son los gases de efecto invernadero que se acumulan de manera espontánea y por las actividades humanas son capaces de absorber la radiación infrarroja (desprendimiento de calor) de la superficie de la tierra aumentando y reteniendo el calor en la tierra. Es decir, son aquellos gases presentes en la superficie de la atmósfera que dan lugar al efecto invernadero.
La mayoría de GEI son de origen natural. El incremento anormal de la concentración de los GEI en la atmósfera hace veinte años según el Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático con siglas en ingles IPCC es producto de las actividades que el hombre viene realizando desde la era preindustrial. Estos han provocado el calentamiento global que tiene como resultado el incremento de la temperatura en la tierra, aire y océanos. Cada año se puede comprobar que el clima se está adulterando de manera acelerada, debido a las actividades humanas inadecuadas ocasionando los principales problemas en el ambiente y en la salud de las personas. Entre las principales repercusiones están los impactos a; la salud, agricultura, bosques, recursos hídricos, zonas costeras, humedales, infraestructura, los cuales afectan todos los aspectos de la vida humana.
Las actividades humanas hacen que se incremente la producción de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) según la Organización de las Naciones Unidas. Son los combustibles fósiles para la generación de electricidad, los que representan un mayor consumo del dióxido de carbono (CO2) y para proceso industriales, deforestación, descomposición de residuos sólidos y líquidos, malas prácticas de la agricultura y la ganadería, procesos industriales ineficientes y gases refrigerantes.
Actualmente se registra al cambio climático como uno de los mayores retos a nivel mundial para la humanidad. Para hacer frente al mismo se tienen que implementar actividades de mitigación que reduzcan emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y también es importante establecer medidas de adaptación al cambio climático para reducir sus impactos negativos y aprovechar al máximo las oportunidades que genere.
Según Los Científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) en su V y último informe (conocido como AR5, 2013), informan con un 95% de certeza que las actividades humanas con un uso intensivo de combustibles fósiles (carbono, gas natural y combustibles derivados del petróleo) están causando el calentamiento del planeta adicional al de los ciclos naturales, y evidencian que en la tierra, en el aire y en los océanos el calentamiento global es inequívoco. Además, concluyen que «incluso si hubiera posibilidad de parar de inmediato todas las emisiones de gases de efecto invernadero(GEI), existirían en cualquier caso daños inevitables de magnitud considerable que ya se han empezado a ocasionar o se producirán en el futuro, siendo en muchos casos irreversibles». Implementar actividades de mitigación es parte fundamental para combatir el cambio climático.
Por lo que el Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre El Cambio Climático establecen en el reporte del Grupo de Trabajo II del AR5: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad, presentado en marzo del 2014 lo siguiente:
- Pronóstico para la región Centroamericana: Incremento de la temperatura y del nivel del mar, escasez de agua, inundaciones urbanas, amenaza en la producción de alimentos, incremento de enfermedades tropicales, perdida de la biodiversidad entre otras.
- Reafirmación: El cambio climático es un fenómeno indiscutible que conlleva efectos adversos de importantes y en muchos casos irreversibles consecuencias, dando protagonismo al ámbito urbano como sector clave en materia de adaptación.
Para Honduras, el impacto del cambio climático desde hace varios años es una realidad que afecta a todas las especies y ecosistemas sin distinción, y seguirá siendo uno de los mayores desafíos en los años y décadas porvenir. Las vivencias que cada año Honduras sufre frente a los fenómenos extremos del cambio climático, como incremento de la temperatura y olas de calor, sequías, lluvias torrenciales de corta duración e inundaciones e incremento de enfermedades tropicales, ha generado grandes daños, pérdidas económicas y humanas.
Por más de siete años (desde el 2006) hemos sido calificados como el tercer país más vulnerable y por sexto año consecutivo (desde el 2012), como el primer país del mundo más vulnerable al ser azotado por los efectos extremos del cambio climático entre 1997-2016.
El informe preparado por Germanwatch, según el Índice de Riesgo Climático Global 2018, señala «en términos relativos, los países en desarrollo más pobres son golpeados mucho más severamente. Los resultados evidencian que los países menos desarrollados y pobres son mucho más vulnerables a los riesgos climáticos, aunque las pérdidas monetarias son sustancialmente más altas en los países más ricos. La pérdida de vidas, la emergencia humana y la amenaza existencial también están mucho más extendidas en los países de bajos ingresos».
Los efectos del cambio climático y vulnerabilidad que también se evidencian en varios estudios e investigaciones nacionales y regionales de gran importancia como los de la Economía del Cambio Climático en Centroamérica, en donde se resalta que Honduras y resto de países de Centroamérica requiere una inversión anual del 1.5 a 8 % de su PIB anual para adaptarse al cambio climático.
Siendo por consiguiente el cambio climático también una realidad para la Capital de Honduras, el Municipio del Distrito Central (DC: Tegucigalpa y Comayagüela), aspecto que se ha venido agudizando después de los estragos que el Huracán Mitch en 1998 dejo en la economía, salud, infraestructura del Distrito Central entre otras, lo que evidencia la urgencia de tener una capital preparada para adaptarse ante los efectos del cambio climático.
Las Ciudades han ganado protagonismo en la acción climática por su intervención directa en el territorio y la cercanía a vecinos e instituciones. En ellas se generan gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) mundiales y por otro lado, se evidencian en mayor El Plan Nacional de Adaptación se encuentra actualmente en su versión de borrador final, en fase de “vista pública” en una Plataforma de Gobiernos Abiertos, para recibir comentarios u observaciones. Una vez concluya esta etapa (hasta marzo o abril del 2018), se actualizará y se considerará como versión final medida los impactos del cambio climático.
Cabe resaltar que el Gobierno de Honduras ya cuenta con un Plan Nacional de Adaptación (PNA), por medio de la Dirección Nacional de Cambio Climático (DNCC) de MiAmbiente.
La manera de enfrentar y combatir el cambio climático es por medio de la adaptación y mitigación; la Mitigación consiste en reducir gases de efecto invernadero (GEI) a través de:
- Proyectos de energías renovables.
- Proyectos eficiencia energética.
- Captura de metano de aguas residuales y de botaderos municipales.
- Recuperación de áreas degradadas.
- Evitar la deforestación.
- Aprovechamiento de la Biomasa para generar electricidad.
- Biodigestores (Aprovechamiento del gas y abono orgánico que se produce.
- Cocinas eficientes.
- Evitar el uso de urea.
- Actividades que ayudan a la estabilización de los GEI en la atmósfera, control del incremento de la temperatura de la tierra y reducción de la vulnerabilidad de Honduras y del Sistema Climático Global.
La Adaptación es la respuesta para sobrevivir a los efectos extremos del cambio climático implementando;
- Mejorar sistemas de alerta temprana y de monitoreo.
- Reubicación de zonas estables a poblaciones que viven en zonas de alto riesgo.
- Nuevas formas de construir (Puentes, Carreteras, Casas, ETC.).
- Nuevas formas de uso de suelo sin fertilizantes (Fertilizante de urea calientan 380 veces más la tierra que el CO2).
- Nuevas formas de actividades ganaderas.
- Preparación ante riesgo de desastres.
Esto persigue aprender a vivir con los efectos extremos del cambio climático, a que disminuyan las pérdidas humanas y materiales; Pero no disminuye la vulnerabilidad del país a los efectos extremos del cambio climático.