El Cambio Climático y la preservación forestal en El Salvador
La contaminación y el deterioro de los recursos naturales de El Salvador, a la fecha no han tomado relevancia en la lista de prioridades nacionales, tanto para los legisladores, como para los políticos o ciudadanos salvadoreños en general. La ejecución de los planes y proyectos no ocupan por hoy la palestra de los temas de mayor relevancia o interés nacional.
El Salvador es uno de los cuatro países más vulnerables del mundo ante el cambio climático. Su pequeña área – 20 mil km2 – y sus más de 6.3 millones de habitantes, lo expone a los impactos extremos entre huracanes, tormentas tropicales y sequías. Aunado a estas, la causa de la alta vulnerabilidad son los efectos acumulados de la práctica agropecuaria altamente degradante en más de 70% del territorio, causando la pérdida de la biodiversidad, de los suelos y del agua.
El Salvador es altamente vulnerable frente a los impactos del cambio climático, ya que este último incide en una amplia gama de ámbitos de la vida, entre los cuales podemos mencionar: la salud, la calidad de vida de cada ciudadano, la producción agrícola, la construcción, la conectividad vial, entre otros. Adaptarse a estos eventos es urgente para El Salvador, si pretende, no solo buscar reducir los riesgos asociados al cambio climático, sino también revertir la degradación ambiental que sufre la mayor parte del territorio y los ecosistemas que lo conforman.
La meta global actual es evitar que la temperatura global se incremente en 2 grados. Pero El Salvador y el resto de países Centroamericanos poco tienen que aportar a este objetivo. Sí, el país es uno de los más impactados por las consecuencias del Cambio Climático, necesita adaptarse, pero esta no puede ni debe ser su única prioridad ambiental.
A nivel nacional tenemos varias metas que podrían considerarse prioridades. Una de ellas es el cuidado de los recursos forestales. En El Salvador sólo queda alrededor de un 26% de recursos forestales y eso incluye los cafetales. Esto quiere decir que hay un 70% de deforestación, lo que es una condición ambiental crítica en comparación con otros países. Después de Haití, El Salvador es el país con mayor nivel de afectación ambiental.
Para lograr revertir la degradación ambiental y reducir la vulnerabilidad del país frente al cambio climático, a nivel nacional se ha planteado una propuesta de restauración con acciones iniciales que involucran no solo al Ministerio de Medio Ambiente sino a otros actores del Estado y de la sociedad en general, tomando como criterios de acción, el manejo del agua, la conservación de la vida silvestre, el manejo del suelo, la adaptación a eventos climáticos extremos y la regulación del microclima.
Las actividades por realizar se han dividido en cuatro grandes componentes:
- Restauración y reforestación de ecosistemas críticos; con el fin de recuperar la capacidad de prestación de servicios, principalmente la recreación; provisión de agua; regulación del microclima; control de la erosión; y disminución de la vulnerabilidad ante los desastres asociados a eventos naturales. Además de recuperar también los bosques naturales y de galería.
- Restauración de suelos degradados; que se pretende implementar a través de la adopción de Sistemas Agroforestales resilientes al clima. Se trata de una serie de actividades que permitan recuperar la capacidad productiva de nuestros suelos, restableciendo su funcionalidad perdida, su capacidad de infiltrar agua, su fertilidad natural y su valor como soporte de la diversidad biológica.
- Desarrollo sinérgico de la infraestructura física y la infraestructura natural; Se refiere a una serie de actividades que permitan la combinación de infraestructura física (gris) con infraestructura natural (verde) con la finalidad de mejorar la capacidad de resiliencia; sobre todo, frente a los efectos de eventos hidrometeorológicos extremos, como las tormentas y los huracanes.
- Un nuevo actuar; implementación conjunta de las Instituciones y los actores locales para promover la Gobernanza sobre los Recursos Naturales. Este es un componente especial que busca la definición de acuerdos entre todos los actores relevantes de los paisajes a restaurar. Supone, por tanto, un proceso social que considera la cultura, la educación y los procesos comunicacionales como elementos claves del trabajo, que permita la conformación de una plataforma social de seguimiento.